jueves, 21 de febrero de 2013

Un cuento de Marco Tulio a Puyen

El Nombre
( cuento-homenaje a Puyen)

En silencio la noche dominaba la meseta patagónica. Era el instante en que tras la margen oriental del lago, el sol se deperezaba en su rocoso nido.
Un sonido se diseminó ascendiendo los aires, era un parche, más que un parche, un kultrum, su canto sagrado fue oído por el viento, que salió a buscarlo, cruzado por los primeros rayos de sol arreó las últimas sombras arremolinadas en huecos de rocas, y siguió hacia el río. Antes de llegar a sus orillas oyó el canto de la machi, su rogativa era un lamento trepando al cielo al compás de los golpes de su tambor.
Ella sintió al viento, rodearla como una caricia y proseguir su marcha.
Sus ojos miraban un horizonte que clareando en todo su esplendor perdía sus últimos matices rojos.
Oyó el grito del águila, apareciendo en el azul como una mancha en el firmamento que se agrandaba, venía hacia ella.
El majestuoso vuelo del ave se deslizó hacia tierra, sobrevolándola a baja altura.
La india pudo ver entre las garras un trofeo de caza en despojo mortal, era un roedor, que teñía sus patas con sangre, y al pasar sobre ella una gota cayó golpeando al parche.
Un esbozo de sonrisa iluminó su rostro, renovando su canto que ahora parecía de alabanza.
Las imagenes del día anterior vinieron a su mente, su hija acercándose para recibir la orden.
─ ya es hora, hija, sabés lo que tenes que hacer.
─ sí, madre
y tras la respuesta la joven mapuche salió al camino que lleva tras recorrer 25 kilometros al parador en la ruta. Pero ella solo caminó hasta un recodo del sendero en que imponente se alzaba un maitén, y bajo su sombra sagrada se sentó.
La tarde caía cuando un hombre tomó el mismo camino, su aspecto era de un mochilero, un huinca turista al decir de la gente de la tierra. Pero no lo era, cumplía un trabajo encargado con una apariencia de engaño.
Caminaba el sendero con aire desgarbado, cuando la imagen de la india en el camino lo sorprendió, pero debía pasar a la fuerza delante de ella, siguió hasta tenerla frente a él.
─ porqué─ preguntó ella.
─ Eeeeh, creo conocerte, sos la hija del cacique, te ví en la comunidad.
─ sí, pero mi padre ya no es jefe, el lonko actual tiene la fuerza y la sabiduría que él perdió con los años. Por eso te pregunto, porqué engañaste al anciano, que le prometiste para conseguir esa autorización para usar nuestras tierras?
─ emmm, todavía no sé tu nombre, muchacha.
─ Ñanco, pero no finjas, esa máscara de turista amigable , no va a funcionar.
─ Ñanco, Ñanco, y que significa?
La muchacha guardó silencio un instante y aclaró
─ De todas las tierras que teníamos, unos 200 km cuadrados, la represa inundó la mayoría, ahora solo tenemos 40, que para las comunidades de este lugar están delimitados en cuatro parajes:
Sañicó, Piedra pitada, Zaina yegua y Paso Yucón, poco para vivir y pastar nuestros animales. Y ahora el blanco quiere ocupar las mejores tierras junto al río. No es justo.
─ Sentimentalismo! no es suficiente para detener un abogado─ sonrió falsamente
─ Esa autorización no va a servirte, abogado, mi padre no es el lonko actual.
─ algún juez convenceremos.
─ ahora, puedo seguir o vas a intentar detenerme?
Los ojos de la muchacha brillaron de odio.
─ bueno, sigo viaje, aunque caiga la noche en el camino, por si querías demorarme, te digo que antes de abogado soy mochilero experto, por eso me eligieron para este trabajo.
Dió dos pasos y se volvió.
─ Ah! aunque no quisiste decirme el significado de tu nombre, lo voy a averiguar.
─ De eso estoy segura, abogado.
A mitad de camino, llegó la noche. El hombre sacó unas mantas y se preparó a dormir, observó con calma el paisaje desierto que lo rodeaba y se alegró pensando en mañana volver a Buenos Aires. Solo lo intranquilizó el recuerdo de la india, particularmente su mirada, el pensar en esos ojos que lo había virtualmente atravesado le hizo correr un escalofrío.
Amanecía, lo despertó un chillido que lo espantó, su corazón galopaba de miedo, porqué?
En la naciente luz se vió correr despavorido, algo había cambiado, sus pequeños pies buscaban una roca donde guarecerse del peligro que venía del cielo.
¿Cuanto tiempo tardó en darse cuanta que su cuerpo se había transformado en el de una rata? Quizás el mismo que el águila en atraparlo, perforando su peluda panza con sus garras.
Levantó vuelo y se dirigió al río, alguien en la margen del Limay esperaba.
Desde el aire distinguió a la machi conectándose con el mundo divino a cada golpe del Kultrum.
Pasó sobre ella, en sus últimos instantes, la moribunda rata conoció el significado del nombre Ñanco.

gracias Papá x escribirme este hermoso cuento :)
O también debiera de llamarte x tu seudonimo?
gRACIAS Marco Tulio ;)


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