lunes, 13 de mayo de 2013

Quinto Capitulo : Marianela 2


 Nahuel buscó en los bolsillos de su campera una tarjeta, arrastró sobre mi linda mesita el teléfono a disco y llamó.
 Digo yo… había necesidad de arrugar la carpetita de crochet y marcar la madera como lo hizo. A veces me daban ganas de matarlo.
─ Cabello…soy yo Drajvalts─ dijo él al oírse un murmullo ronco al otro lado del tubo.
─ Necesito encontrarme con usted…no, es urgente  ¿hoy mismo sería mucho inconveniente?
─ En la biblioteca─ repitió él sin mucho agrado, últimamente prefería evitar poner los pies en la biblioteca y no tener que enfrentar la mirada inquisitiva de los amigos de ella, en especial la de Isabel era la que mas le dolía.
─ Yo lo espero en el subsuelo, frente a la oficina de conexas o si le parece creo que hoy ensaya la orquesta ahí abajo en la esquinita. Nadie va a oír de lo que hablamos─ propuso Nahuel.
─ hasta las seis lo espero ahí, después subo a biblioteca─ respondió molesto finalizando la conversación.
─ chau, me voy─ saludó y volvió a salir.
Yo como de costumbre esperé un rato y lo seguí.
Nahuel llega a la facultad y entra por una puerta lateral descendiendo inmediatamente unas escaleras que lo llevaban al subsuelo.
Silencio. No hay ensayo. Las oficinas ya cerraron, solo quedaba esperar. Me quedé al otro lado del buzón mandándome mensajitos con Tony.
Eran como las cinco faltaba mucho para que subiera pero igual lo espío.
Mira hacia mí, se levanta, camina en mi dirección y se asoma al pasillo mirando hacia la escalera. A unos metros unos estudiantes jugaban al ping pong, la pelota repica y se va hacia el hueco de la escalera. No me vió, seguía a otra persona. Entra donde la escalera, mira hacia arriba y asciende salteando escalones.
Se oye un grito y cae una chica por el hueco. Muerta de espanto me acerco al lugar donde cayó. Aun respiraba medió mareada con un temblor en una muñeca que parecía moverse sola y la pierna  completamente girada en una posición muy fuera de lo común.
Dolía de solo verla. Levanté la vista hacia arriba y lo vi bajar.
─ lo perdí, era el mismo tipo de la rosa en el bar─ dijo el
─ Los Inmortales─ recordé
─ cuando quise alcanzarlo la empujó.
La chica estaba volviendo en si y comenzó a gritar a todo pulmón.
─ bueno parece que no me pudo esperar sin hacer de las suyas─ dijo una voz ronca detrás de nosotros. Y detrás de él un murmullo de gente.
─ ¿Que dice Cabello? ¿Que hace acá? no me citó en biblioteca acaso… Ahora lo único que falta es que tenga que explicarle esto también…─ se enfureció Nahuel.
─ Ese es mi trabajo Dracvats, yo escucho las declaraciones y según transcurrieron los hechos y las pruebas que haya otro decidirá cuál es la condena─ respondió el sub comisario de operaciones especiales.
─ Mi apellido se pronuncia Drajvalts, me entendió Drajvalts
─ Justamente yo me preguntaba si realmente ese es su apellido, porque verá…. lo mas normal para un mapuche, si es que usted vivió alguna vez en la comunidad que acusa en los dados de su inscripción─ decía Cabello que por lo visto había estado hurgando en los papeles de la facultad.
─ Tengo sangre Mapuche señor y no me avergüenzo de ello, es un orgullo.
─ No se ofenda, es que lo que trato de decir es que su apellido no es lo que se podría esperar para estos casos, sería mas veraz que su apellido fuera Auquipan, Leyupan o algo similar ¿me entiende a lo que voy, me sigue?
─ Mire Cabello usted tampoco concuerda mucho que digamos con su apellido, no?─ señalaba Nahuel pasándose una mano por su abundante cabello, dándole un recordatorio al sub comisario de su insipiente calvicie.
Entre los llantos de la chica se oyeron unas cuantas risitas que rápidamente se acallaron ante el par de ojos saltones que giraron hincando el vidrioso celeste muñeca en los atrevidos alumnos y compañeros propios de la federal.
─ muy gracioso, riase, es la tercera vez que lo veo y vuelvo a encontrarlo en una situación comprometida ¿de divertido que es nomás la empujó a la pobre chica?

Al oir las palabras del oficial ella volvió de su vahído y lo miró a Nahuel por un instante de lo más tranquila pero al ver sus ojos comenzó a gritar:
─ esos ojos…sus ojos, Dios mío así eran sus ojos…─ desvariaba ella y detrás de sus sollozos afuera  ya sonaba la ambulancia.
─ ¿Yo empujarla!? ¿Qué tiene usted conmigo?…me acerque para ayudar y ahora resulta que soy culpable─ Nahuel no podía creer su mala suerte.
─ No se, la chica esta muy asustada y no quiere ni que se acerque a ella…¿lo ve? Con la pierna rota como la tiene trata de alejarse de usted…
─ Por favor Cabello, usted lo dijo…esta asustada y se golpeó por todos lados no la ve que está ida…─ se defendía Nahuel.
─ Veremos, veremos…cuando la chica este en sus cabales a ver que dice─ sacó su arrugado paquete de cigarrillos marrones y se puso a fumar mientras la cargaban en la camilla─ y su noviecita no se supo nada todavía ¿verdad?
─ De eso quería hablarle…─ comenzó el apartando los ojos de la camilla.
─ Nos va a decir donde la sepultó, que estaban discutiendo y la mató sin querer…
─ Como se le ocurre, yo jamás le haría daño y no creo que haya nadie que quiera encontrarla más que yo, la extraño─ se quebraba un poco su voz en el final.
─ Claro, claro…seguramente─ respondió el canuto pelado ese descreyendo las palabras de mi hermano─ que casualidad, por que será que todos los novios y/o maridos que matan a sus parejas siempre responden lo mismo.
─ ¡Yo no la maté, ella no está muerta!─ se sulfuró Nahuel
─ ¡Epa, epa! Cálmese…tiene los ojos inyectados, mire que la presión alta mata, eh! Serene sus nervios─ lo calmaba el pelado y no se equivocaba con tanta sangre nuestros ojos no eran muy claros que digamos.
Se acercan dos oficiales y Cabello les cabecea hacia Nahuel.
─ bueno, pibe te toman la presión acá o te la tomamos en la comisaría…dale, decidite rapidito que no tenemos todo el día…─ se adelantó el poli mas gordo mascando chicle con la boca abierta.
─ ¿Qué cosa?─ preguntó mi hermano
─ no, no, ustedes no pueden─ gritaba yo pero todos actuaban como si no estuviera presente
─ como le dijo el oficial…usted se va a quedar un finde conmigo, charlamos sobre eso que quería contarme, vemos si aparece algún testigo o se recupera la chica…no se el lunes veremos.
Se pone un policía de cada lado y lo acompañan hasta la patrulla. Yo pido ir con ellos y me lo niegan. Revuelvo la cartera y encuentro el DNI antes que arranque la patrulla.
─ soy su hermana─ le grité al oficial mas próximo a la ventana.
El hizo como que no me escuchaba con el ruido de la sirena. Abrí la primera página y señalé el apellido.
─ ¡ah! Se, la hermana─ me mira de arriba abajo y se vuelve hacia adentro a preguntarle a Cabello─ el sub comisario quiere que le informe que el sujeto va a ser derivado a la comisaría segunda, Perú entre Carlos Calvo y…
─ Humberto Primo. Si, ya sé dónde queda, gracias─ le dije al odioso canuto frunciendo el labio superior con todo el asco que sentía por el.
─ buenas tardes señorita─ respondió y se unieron al trafico enloquecido del crepúsculo porteño.
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cuesta despedirse de este mi primer trabajo....
y ya queda tan poco, a penas 5 o 6 entregas...
se viene el final!!! comenten, compartan!!!

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