Llego a la comisaría y me ofrezco para declarar como testigo, terminan
de redactar el acta y me echan afuera. No me fui. Me quedé en la salita de
adelante estorbando el paso como por cuatro o cinco horas hasta que vino un
poli muy lindo que se apiadó de mí y me informó hablando así todo bajito con su
voz de tuba los pormenores del caso.
Ahí estaban todavía. Llenando
papeletas y tomándole declaración de algo que no hizo. Ya estaba todo a media
cocción, habían buscado lo referente a la murga, su declaración, la de Mecha,
una copia del acta de defunción de la chica, la declaración de un enfermero del
Argerich y estaban esperando que les llegué el fax de Chile con los datos sobre
la desaparición de Mecha…todo eso me dijo él. Me tomó de las manos y me sugirió
que me fuera a casa que ya era muy tarde para que una chica linda como yo esté
por la calle. Y hasta se ofreció para llevarme. Le dije que vivía cerca, le
agradecí su atención y me fui. De lo contrarió con lo enojada que estaba si
llegaba conmigo hasta la puerta de casa me lo cenaba. Peligrosa la noche para
mi, ¡ja!...con levantes baratos a mamá, ¡por favor!
No era justo, otra vez lo estaban culpando al pobrecito que es un santo.
Bueno esta bien, tal vez no sea un santo, que tal un angelito negro como dice
Tere ¿eso está mejor?
Me tiré en mi sillón y me empedé con licor de ciruela para quedar
inconsciente ahí y no pensar más, pero este maldito licor lo único que
consiguió fue refrescarme todo otra vez. Oyendo su voz desesperada repitiendo
paso tras paso su tarde triste.
El sale del hospital, acelerando el paso hasta la Iglesia donde según el
quería pedirle a Dios que le ayudara a separarse de ella, que ella no sufriera,
que quedara en su recuerdo como un desatino, esos riesgos que uno corre
insensatamente por el mero hecho de tentar al destino. Pero no se animó, llegó
hasta la fuente y ahí se quedó hasta que ella apareció. El tenía los ojos
clavados en el agua de la fuente cuando la ve parada frente a él. Una dama de
cabellos cenicientos vestida con un blanco camisón ondeando sus finos pliegues
con el viento. Levantó la vista y la buscó pero ya no estaba. Volvió a ver el
agua y la encontró igual que antes mirando hacia la gruta de la virgen con
hondo pesar. De pronto giró en dirección hacia el Llanquihue y volvió la cara
mirándole directamente a él.
─ pronto, corre, ¡ve con ella!....oh!
no…ya es muy tarde─ sus temblorosas palabras se fueron apagando junto con una
lagrima helada que surcó su mejilla y cayó desdibujando su imagen en la fuente─
él sigue haciendo dañó, nunca se va a detener, tengo que llevarlo conmigo…él
tiene que cumplir su promesa…por siempre juntos dijo…por siempre juntos…─
continuó repitiendo y se desvaneció.
El saltó de donde estaba y corrió hasta el hospital pero ya era muy
tarde.
Mecha no estaba por ninguna parte, su tía y su mamá creían que estaba
con su abuela, su abuela la vio salir detrás de él y del personal de la clínica
no se podía esperar demasiado. La secretaria de recepción había salido un
momento a entregar unas historias clínicas, un camillero casi choca con ella
pero no vio si salió o no del San José dijo él nombrando al hospital por su
antiguo nombre. Afuera nadie ayudaba. Llamó a la estancia y llegamos enseguida.
Estaba como loco, la familia de Mecha estaba muy nerviosa, la madre lloraba, su
tía llamaba constantemente al celular de Mecha y las miradas, eso era lo peor
demasiada presión. Cuando se alejaron un poco nos dispersamos para buscarla
pero todo fue inútil solo una rosa y un opaco penique que lo llamaba desde un
hilo de agua sucia junto al cordón. No pudo más y salió hecho una furia hacia
la iglesia otra vez. Se acercó a la virgen y le arrojó la rosa en la cara ante
la mirada horrorizada de un par de viejitas que se alejaron santiguándose una y
otra vez.
Se desahogó, escupió todo junto:
─ ¿Por qué su hijo había permitido que existieran monstruos como el?
¿Dónde estaba él que nunca ve las crueldades de la tierra que él creó?...él lo
hizo no es cierto, él nos condenó a una vida de eternos sufrimientos, no existe
el infierno…el infierno es aquí. Viendo pasar década tras década uno a uno
todas y cada una de las personas que conocimos. ¡No quería verla morir, eso era
mucho pedir maldito! ¿Es que acaso su destino estaba marcado, si no era yo otro
monstruo haría tu trabajo sucio?... ¡maldición!
Se quedó en cuclillas, con los puños cerrados sobre la roca de la gruta
que acababa de golpear mirando la arenisca que soltaron los trozos de piedra
separada de su cemento.
Oyó un murmullo de gente que se acercaba y salió corriendo hacia la
orilla. Donde se quedó hasta la noche esperando que volviera aparecer su dama.
Teresa le había metido en la cabeza que esa aparición podía ser su madre que
consiguió escapar del Caleuche para advertirle. Que locura, pensé en aquel
entonces. Pero él lo creyó, caminó y caminó por la orilla de arena negra del
Llanquihue hasta quedarse dormido mirando el lago.
Un fin de semana dijo Cabello, llegó el lunes y ahí estaba yo molestando
un poquito, sondeando todo cuanto pasaba en la seccional. Primero facturas y más
facturas como hasta las 11. Al medio día salieron dos polis bien gorditos acomodándose
el cinturón se subieron a una camioneta destartalada y se fueron. Pasaron
cuarenta minutos y ahí estaban de vuelta con blancos paquetes de rotisería. Yo
me pregunto ¿habrán pagado? Por la tarde circularon churros, bizcochitos y nada
para la señorita que esperaba pacientemente en la salita. Ya se estaba poniendo
monótono, se lastran todo los polis, ¿donde guardan tanto? Me pregunté casi llegando
a las siete. En eso para otra camioneta con el logo de la reserva natural
costanera sur. Se bajan un poli, un flaquito con el logo de los patitos y una
jaulota que era tres veces mas grande que el pumita.
─ hey, hey! Que hacen─ los detuvo
otro poli─ ¿a donde creen que van con eso?
─ Lo siento mucho pero ya no creo
que haya nadie en el zoo de Lujan para recibirnos lo…─ dijo el mas flaquito con
aire intelectual.
─ ¿Porque acá?…esto ya es cualquier
cosa la semana pasada nos enchufaron el caballo de un carro…tres días llenando
de olor a bosta el playón y ahora esto. No, no acá no se queda, eh!
Cae un patrullero sonando la sirena
y bajan dos polis con unos esposados en el asiento de atrás.
─ ¡y estos! ya tengo las celdas
llenas muchachos, a otra departamental, vamos!─ le hacia señas con la mano vía,
vía a los recién llegados.
─ che, Bianchi tu amigo no nos deja
meter el pumita, vos dijiste que si yo lo dormía vos te lo dejabas acá hasta
mañana…en casa no puedo, la Mari me hecha, esta vez me hecha…─ grita el mismo
flaquito con voz de pito.
─ ¿Qué te pasa Arauss que estas tan
negativo?─ grita también ¿Por qué gritan tanto?─ dejalo al pibe que me vino
ayudar y ni siquiera trabajaba hoy…fue una emergencia che─ lo defendió Bianchi
─ decí que tenía la escopeta y un
par de dardos tranquilizantes sino todavía tenían al pumita paseando por
Lezama─ fanfarroneaba el flaquito narigón
─ y que hacías vos con una escopeta
en la camioneta si en ese parque ni patos quedan ya─ se burlaba Arauss
─ ¡eh! Agresión…tanta guita
juntaste, que estas en el negocio de las torres, tenés algún micro
emprendimiento gastronómico que querés acomodar mas cerca del río o algún
yatecito para dejar en el embarcadero privado vos─ lo acusó de garca al gordo
Arauss.
─ No che el jefe no es un garca…el río
es de todos─ intervino un cabo que fregaba una mancha del piso y estrujaba
ruidosamente el agua turbia volviendo a salpicar todo nuevamente.
─ La escopeta no es para los
animales es para los meteretes que entran de noche a quemar y a pescar…es una
jodita que hacemos con el gabi…los dormimos los dejamos en pelotas y amanecen
gritando dentro del monumento de la Lola Mora, ja! Ja!─ se ríe Jaguie
─ ¡Che!, esta la chica─ avisa uno
─ No, por mi sigan…lo que sea por la
reserva. Las visitas guiadas nocturnas eran los viernes, no?─ pregunté
interesada en el paseo
El asintió tímidamente y yo le
respondí con un pulgar en alto y un guiño. Suficiente para que me sonriera con
todo y las alas de su enorme nariz. Un segundo después ya no les importó que yo
estuviera escuchando. Por mi boca no saldría de allí, ellos confiaron y yo
aproveché su camaradería para informarme.
─ bueno, ¿me vas a dejar que te
explique lo del gatito o no me vas a dejar?─ insistió Bianchi
─ dale, a ver por que me tengo que
comer el peludo este─ se cruzaba de brazos Arauss
─ te acordas el Circucho ese todo
despintado, ese que apareció una mañana en el predio junto a la casa con
ictericia─ varios voltearon a verlo enojados pero él no dio tiempo a nada y
siguió─ resulta que hace un rato nos llaman al jandi de la central que
recibieron una denuncia de animales peligrosos deambulando por el Parque Lezama,
lo llamo a Gabi─ (jaguie para mi)─ lo dormimos y nos vamos al circo que según
testigos es de donde salió…
─ ¿no era que los circos no tienen
más animales?─ preguntó el cabo
─ exacto por eso fuimos…llegamos
allá con una orden de allanamiento de las mías, esas que siempre tengo para no
perder tiempo; y oh sorpresa, nos encontramos con una linda cocinita que no era
para templarle la lechita al gatito…no, no en la camioneta tengo un montón de
bidones y frasquitos con principios activos para crear estupefacientes y una
lata grandota llena de pasta base. Cuando empezamos a levantar el avispero
fueron saliendo los demás artistas, paso a enumerar: primer masculino: el gordo
punga ese del once, el mago, dos femeninos y no: dos trabas de constitución,
bailarinas y otros dos masculinos: payasos cagados de hambre pobrecitos que encontraron
en algún semáforo. Los despachamos a todos y nos trajimos a los Santa Fecinos
estos que de Italianos no tienen nada y eso es todo… ¿Qué les parece el Circo
de los Hermanos Mollinari?
Increíble, pensé y por las caras
todos pensaban lo mismo.
─ Bua…ta bien, pero te haces cargo
vos, eh! Yo me lavo las manos─ le dijo Arauss e inmediatamente pasaron con la
jaula.
─ encima que te consigo las botas
para tu apuesta y el uniforme para tu pibe…mirá como me pagas, ¡que mal amigo
que sos!
─ ¿De que apuesta che, cuenten?- se
intereso otro de los polis
─ No te enteraste, el pibe de Arauss
se inscribió en prefectura para estar
con su amorcito, esa que conoció en el Luna Park quedó encandilado el pelotudo
con esa pollerita color caca floja…
─ ¡No! ¿no era que iba anotarse en
la federal?─ preguntó otro poli que pasaba parando la oreja.
─ ¡Cht! Chito, se callan todos, soy
un hombre de palabra y estoy pagando mi apuesta…y no hablen tanto, a ver si les
cae el gargajo en plena jeta…¿tu hijo no esta por hacerse modisto Bianchi?
─ Quien te dijo, mentiroso…mi hijo
es bien machito─ defendía su honor él que tiró la primera piedra.
─ Preguntale a su mamita quien le
diseña los vestidos de quince que vende tanto─ la venganza es dulce parecía
decir la cara de Arauss
─ todos a sus puestos ¿Qué es esto?─
gritó un gordo de traje que parecía un chancho del bondi.
Cada uno retomó lo suyo y se terminó
el jolgorio.
Con el silencio el gordo se percató
de mi presencia y me hizo pasar a su oficina. Al cuete, solo para decirme que
la chica estaba grave y que lo retendrían unos días mas. Y otra vez me invitó a
retirarme. Yo salía de ahí pero antes quería ver a mi hermano le dije. El cabo
me llevó hasta la celda y se volvió garrote en mano a discutir a viva voz con
un reo que meaba hacia el pasillo. Aprovechando el barullo me acerqué a la reja
y le rogué que intentara escapar:
─ esta fácil, en serio tengo una
idea para sacarte─ le dije─ ¿no me vas a decir que no podes abrir esa puerta y
volverla a cerrar como si nada?…mirá esa reja…salis de ahí y te metes en la
jaula del puma…
─
¿de qué me sirve salir? el Delta es gigante, no voy a poder encontrarla─
respondió el negándose a oír mi plan.
Me fui esa noche maquinando todo lo
que tenía que hacer para la mañana siguiente.
Primero que nada unos ricos
Russenzopf para los amigos polis que son tan golosos.
Como siempre me aconsejaba mi
madrina…”nunca digas todo lo que hagas, ni hagas todo lo que sepas, es bueno
sorprender de vez en cuando”…y cocinar es una de esas cosas que nunca digo y lo
hago de maravilla, modestia aparte.
Contaba con pasas y nueces de la
costa para ir entrando en ambiente, solo faltaba encontrar el frasco de canela
y comprar de los chinos antes que cierren un cuadradito de levadura. Una vez
que reuní todo me puse hacer los rollos y a la mañana siguiente me aparecí con
dos bandejas bien bañadas en almíbar, una mini extra corta y unos tacos que
parecían dardos de agudos que eran.
Reservé el paquetito para mi hermano
y pedí pasar a verlo. Con semejante regalo me dejaron pasar todos felices y
risueños insinuando que si no le llevaba una lima para los barrotes entre la
masa pero no revisaron nada. Igual solo llevaba un par de torres espirales
escarchadas y una decisión a prueba de balas para convencer a mi hermano de
salir esa misma tarde de allí o nunca. Pero cuando entré todo había cambiado.
El ya estaba decidido a salir.
─ la tía pasó a verme─ me dijo
─ ¿tía Raiquén por acá?
─ No exactamente acá─ señalaba él la
celda hablando bajito─ la escuché. Está afuera y dice que sabe donde
encontrarla
─ ¡por fin una buena!─ exclamé─ ahora
escuchate otra: después del almuerzo, obviamente, cuando lleguen dos cabos
nuevitos les van a enchufar la jaula en la camioneta de Bianchi y al zoo de
Lujan…
─ ¿que el técnico de fútbol?─
preguntó él paparulo
─ no, nene otro poli de acá. Callate
y escucha…tenes que bajarte de la camioneta en cuando esté llegando a la
General Paz, yo te espero por ahí con el auto…
─ ¿y la ropa?─ buena pregunta pero
ya estaba todo calculado
─ aunque no lo creas en esa
camioneta hay unos borceguíes y un uniforme de prefectura, no se si te va pero
roguemos que si─ crucé los dedos.
─ está todo atrás en la caja, no?
─ sí, lo comprobé esta mañana. Llegó
tarde y al pasar ahí estaba todo embolsadito con las botas negras arriba.
─ ¡hecho!─ dijo él con un brillo en
sus ojos
─ comé tu almuerzo, no desperdicies
nada─ le dije y salí.
Nuestra suerte estaba cambiando. Y
no se porque me late que los vampiros tenemos algo así como un imán para los
drogones. Adivinen quienes eran sus
compañeros de celda…los hermanos Mollinari. Veamos si sabían domar fieras o no…
¡que rico!, que muchachitos deliciosos…”lastima que no los pueda compartir”…diría
el del flequillito, no?
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Aqui corto el cap y aclaro x si hay extranjeros leyendo:
Carlitos Bala, con su flequillito, sus gestitos de idea y sus dichos son y fueron un símbolo muy importante en la infancia de muchas generaciones Argentinas ;)
Quedan solo 3 entregas!!! ....yo aquí hasta en final espero tu comentario ;)
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