martes, 4 de junio de 2013

Quinto Capitulo : Marianela 5

Faltan solo unos metros y no decido si saltar a la planta alta donde el fuego todavía no llega a invadir las ventanas por completo o continuar hacia la puerta del frente donde el humo es negro y denso. Nahuel se adelanta hacia la entrada principal, jala la puerta y estalla en miles de astillas estremeciéndose todo el edificio con la explosión. El sale despedido hacia atrás cayendo de espaldas sobre la conchilla.
Frenadas con el impacto nos cubrimos instintivamente el rostro y vamos a verle. Estaba bien, el fuego no lo había alcanzado pero por dentro algo quemaba sus venas.
En la orilla se oye el motor de una lancha de carrera que viene casi volando sobre el agua hace un viraje brusco provocando torbellinos de olas y se detiene en seco dejando el arroyo picando en estridentes puntas. Dos ocupantes muy menudas saltan del interior y nos dan alcance. Nahuel entra en la salita y retrocede. El cable cortado del ascensor soltaba chispas con fogonazos eléctricos contra el armazón metálico que lo sostenía dejando caer el ascensor desde la planta alta.
─ no sigas te vas a matar─ grita Ana.
Nahuel gira a verla unos pocos segundos y coloca un pie en la escalera.
─ ya debe estar muerta, apenas se puede respirar aquí, por favor Nahuel no sigas─ le grita Teresa.
El sigue subiendo.  Revienta la pared soltando gruesos bloques de yeso que caen dando giros y quebrándose contra los escalones de mármol. Los esquiva y ve alguien tomado del barandal, ella arranca un pedazo y lo arroja.
─ maldita seas Constanza si no salimos de aquí moriremos quemados, ¡déjame salir!─ grita…¿mi papá? No podía creerlo era la voz de mi padre. No podía ser posible. Papá no sería capaz, él no…
─ ¡PAPÁ!─ grita Nahuel
La mujer voltea a verle y mi padre la toma por el cuello presionando sus dedos en una garra clavada en su quijada. La tira hacia el y Nahuel sube con ellos.
─ ¡soltala!─ ordena mi hermano
─ no puedo hijo, mira lo que me obligó hacer con mi clínica…todo mi trabajo perdido, ¡todo!...ella merece morir─ dijo ese ser que desconocía por completo.
─ Le quebras el cuello y yo te quiebro el tuyo─ le amenaza Nahuel
─ Es una condenada y traicionera vampira, ¡ya vivió suficiente!─ responde él
─ ¡Alto!─ grita alguien detrás de mi─ ¡non fare nulla!
Cinco caballeros trajeados de oscuro entran en la sala extinguiéndose el fuego a su paso como si una fuerza invisible lo corriera.
─ io sono l’unico a decidere chi fosse giusta o sbagliata
─ chiunque altro, ¡capito!─ dice el caballero de capa negra a su izquierda
─ Pietro, presto dare libertà ad essa ─ ordena el abogado.
El caballero de la derecha levantó una mano y papá salió disparado hacia atrás.
─ Vittorio una cosa, non hanno tempo da perdere─ el abogado señala la escalera.
El mas grandote pasa junto a Nahuel y lo rebasa en un tacle de rugby  continuando su camino escalera arriba. Nahuel se enfurece y va tras él, lo toma por los hombros y lo derriba de la escalera estrellándose contra el final del barandal que queda arrancado de cuajo, rodando la bola de madera a los pies del abogado.
─ non ho niente con te giovani… deja que Vittorio haga su trabajo.
─ ¡No!─ gritó Nahuel saltando de la escalera junto a nosotras.
─ ¡Tranquilo! El es lo único que buscamos─ el viejo señala con el dedo hacia arriba─ ¿acaso no era eso lo que habíamos pactado?─ le dice a Nahuel
─ Sin tocar a ninguna de mis hermanas─ respondió él
─ ¡Nessuno!
─ Que haga su trabajo entonces pero…
Antes que el pudiera terminar de hablar Vittorio pasa como un bólido, salta sobre el segundo escalón y aterriza diez o doce escalones arriba quebrando el escalón de mármol, salta nuevamente y ya está arriba.
─ primero yo necesito buscar a alguien…─ se desespera Nahuel
─ ¡arriba, Nahuel!…ella está arriba por el pasillo izquierdo─ dice la tía Raique sin ocultar su ansiedad.
─ Pietro, accompagnato il ragazzo fino─ la voz del abogado sonaba mas benévola que antes al emitir su pedido.
Pietro que ya ascendía por la escalera con desgano, pausadamente escalón por escalón, se detiene, lo espera y suben acomodando Pietro su paso al de Nahuel.
Pasan 15 minutos y nadie baja. El fuego comenzaba a reavivarse lejos de la presión retractora de Pietro. Desplegando sus alas de llameantes fénix rompían su cascaron de humo fantasmal y volvían a nacer mientras todo continuaba desmoronándose sin pausa. Teníamos que salir. Arriba cruje otra pared y se derrumba completamente, tiene que haber sido eso, la densa polvareda casi podía saborearse en el aire con un regusto a tiza, polvo y…sangre. Eso era lo que sentí desde un principio y el olor a carne quemada eso fue porque me había negado a respirar, no podía tolerarlo mas era insoportable… ¿Cuántas habitaciones podía haber allá arriba? ¿Por qué se tardaban tanto? Me impacienté y busqué la mirada de Ana para que me acompañara.
Ella asintió y avanzó un paso hacia la escalera, nadie se movió. Tal vez realmente nadie nos hiciera daño si subíamos, pero algo me decía que no podía confiar demasiado. Esos rostros tan severos nos seguían con los ojos como maniquíes en el escaparate de un renombrado sastre, vanagloriándose de sus finas sedas, orgullosos y adustos sabiéndose imbuidos en una creación casi tan perfecta como ellos mismos.
Continuamos subiendo ahora mas rápido, el está llorando, grita y maldice. Un dolor me oprime el pecho al llegar arriba. En medió de la destrucción del pasillo una figura se mece de rodillas en el suelo ajustando contra su pecho una muñeca lánguida, sucia de tizne moviéndose solo con los espasmos de su llanto como una cáscara hueca que se desplomaba entre sus manos. No había consuelo para sus lágrimas. De pie junto a él, Pietro con su impávida mirada menea la cabeza en negativa. No puede ser cierto. Detrás de los hombros de Nahuel se asoman unos ojos pequeñitos. Se aparta de el y viene hacia nosotras. Extiende su mano y se agarra de los dedos de Ana. Su carita también estaba tiznada y tosía cubriéndose con un puño de su piyamita sucio. Ana lo miraba con recelo y extrañeza como quien descubre una garrapata prendida en la piel. El levanta su cabecita y la mira.
─ ella me prometió que no iba a morirse─ dijo el
Al otro lado del pasillo reaparece Vittorio precedido por papá que esquiva la mirada para no vernos a la cara ¡Bien que hacía! En vez de sujetarlo por las muñecas debería haberle arrancado los brazos, pensé al verlo en las garras de ese coloso rompe huesos.
      Nahuel levanta una rodilla y la carga en sus brazos.
─ ¿qué es lo que le hiciste!? ─ truena Nahuel. Sus pasos eran pisadas de gigante triturando placas de yeso y cemento que se arenan bajos sus pies.
─ ¿Que es lo que le inyectaste maldito desgraciado? ¡ la mataste!─ continuó él gruñendo con mas fuerza.
─ Insolente, baja el tono para dirigirte a mi…no se de que demonios estáis hablando. Si alguien es responsable de su muerte, ese eres tú. Tu jugaste con ella, dejaste que supiera tu secreto y luego te cansaste de tu juguete y lo botaste…yo simplemente limpie el tiradero que dejaste tras de ti─ le encrespó él debatiéndose en la traba inquebrantable de Vittorio.
─ ¡Yo no la abandoné! Dudé no lo niego…pero me la quitaste antes que pudiera regresar…decidiste por mi, por ella…era su vida ¿con que derecho?─ exclamó Nahuel
─ Con el derecho de un padre que educa a su hijo─ le respondió
─ Giovane, giovane sono state infrangendo le regole─ interviene el abogado mas viejo que ya un poco cansado de esperar subía la escalera y tuvo que  presenciar una riña familiar.  
─ Lo ven yo estaba obrando bien…debí haber actuado antes…cuando eras un indiecito desobediente y mañoso, tendría que haberte vendido como lo hacia Rosas  ¡así ibas aprender! Que entrara en esa cabecita tuya de una vez…¡que no eras un humano...no lo eres!
─ Ese era un caudillo sanguinario y cruel igual que usted papá…si es que le cabe el calificativo todavía…lindo ejemplo elegiste para seguir matando mujeres inocentes y esos chicos…─ se quebraba Nahuel y traté de no imaginar cuantos de ellos había en esos cuartos de atrás.
─ Vaya y vea lo que hacía en esta “clínica” como él la llamaba, adelante fíjese! vea con sus propios ojos─ invitaba Nahuel al viejo abogado a corroborar el triste espectáculo que había armado nuestro cínico anfitrión.
El anciano camina cuidadosamente entre los escombros y regresa cubriéndose la boca con un pañuelo. Como se dice comúnmente en ese instante pasó un ángel, un silencio espectral se apoderó de todos esperando el veredicto del viejo abogado, entonces…
─ se movió─ balbuceó Nahuel ─ hipó dos veces yo la oí─ se agachaba ya girando la cabeza hacia ella─ ¡escuchen!.
Nos acercamos a el y observamos con mas detenimiento. Y ahí estaba la débil llama parpadeante, apenas una pálida luz, apenas viva entre soplos silenciosos y frágiles latidos. Casi no respira, exhala y tiembla. Pero no reacciona está como dormida.
─ ¡decime ya mismo! ¿Qué tenía esa jeringa? porque si ella se muere te juro que te mato, te despedazo con mis propias manos entendiste, habla!─ exigía Nahuel.
El abogado le hace una seña a Pietro y este sale como una flecha en busca de la jeringa pero pronto regresa sin ella exhibiendo sus manos vacías.
El nene se suelta de la mano de Ana y se acerca a Nahuel.
─ ¿este?─ dice él extendiendo su manita con una jeringa de vidrio con finas aureolas rojas vacía de su contenido y aun conservando la aguda aguja que sobresalía de la pequeñez de su palma regordeta y blanca. ¿Dónde guardaba eso? Ese enano era más peligroso que mono con navaja. Ahora las dos lo mirábamos con recelo y desconfianza, daba miedo el Chuqui ese.
─ A ver…me lo prestas─ dice una voz amable y matriarcal.
La voz provenía de los últimos peldaños de la escalera, Constanza llega hasta el muy sonriente y se agacha. El sonríe y se lo entrega con ambas manos extendidas como si prestara un juguete. Ella retira el embolo y olfatea el interior.
─ ¡es sangre vampirica…acaso le robaste a tu hijo el derecho de convertir a su propia consorte, le quitaste la posibilidad de unir su sangre a la de ella en una eterna unión!─ le decía Constanza mirándolo sin poder comprender la oscuridad de su mezquino corazón.
─ Oh! Por favor…son sentimentalismos que ni tu te crees…─ respondía él con una risa cínica.
─ Yo creí en tus ojos verdes, en tu mirada benévola y llorosa como un lago glaciar, te amé desde el primer momento que te vi…y me traicionaste, tu hiciste que mataran a mi Alexandru, tu mataste toda esa gente en la iglesia─ lo acusaba ella
─ ¡Nunca me amaste, tus ojos eran solo para él!
─ Que egoísta que eres, casi me matan por tu culpa y tu escapaste…pero hoy va ser tu fin eso puedo asegurártelo─ sentencia ella con frialdad y dolor. 
─ zhhh!...zhhh!─ hace la lechuza dando brincos sobre los restos de la baranda, señalando con la redondez amarilla de sus ojos la cara furiosa del prisionero que lucha por soltarse.
─ ¡Fatto! ora la ragazze aclarado el asunto les pido disculpas pero creo que su padre nos debe una conversación sobre el código de ética de este país o fose instruire, non ci…─ la amabilidad del viejo para decir vamos a matarlo donde no puedan verlo me hizo sentir chiquita de nuevo, me cayó bien ese viejo buitre. Simpático, no?
El primero en descender fue Vittorio con el prisionero seguido de cerca por una lechuza que planeaba en círculos sin perderlos de vista. El viejo buitre se tomó de los restos de la baranda y miró sobre su hombro a la muchacha que bajaba en brazos de Nahuel y le pregunta:
─ y ella será parte della vostra famiglia en tre giorni o mero?
─ ya lo era─ responde Nahuel con seguridad─ es la mitad de mi alma que había perdido y hoy recupero.
─ Ah! Anime gemelle insieme per sempre, l’amore non è bello?─ le dice a Constanza que va tomada de su brazo.
Ella inhala fuertemente y suspira asintiendo con profunda emoción.
─ y con él que hacemos─ grita una voz al borde de la histeria.
Todos voltean a ver a los que todavía estaban arriba. Ana sacudiendo su mano tratando de soltar la manito de sus dedos y un horrorizado Pietro que la miraba como una posesa.
─ ¡Mio caro! Ponerle un nombre, che altro!─ dice el tano dando rienda suelta a su risa socarrona y ronca.
─ ¿Que tal Eric?─ propongo yo
─ ¡Eric!...no voy a permitir que una creación mía lleve un nombre tan vulgar, como cualquier ladrón de poca monta, un villerito o un indigente que no tiene donde caerse muerto…─ se oye al prisionero soltar una sarta de sandeces.
─ Una creación tuya dijiste ¿eso siempre fuimos tus hijos…simples conejillos?
─ ¡Silenzio!!─ tronó el viejo perdiendo la paciencia─ io non ti sento!
 Me buscó detrás de él y me preguntó:
─ dimmi, porque deseas darle ese nombre al bambino, suona come se fosse lettere incomplete…perche è meglio chiamare Vittorio─ hace él con su mano hacia delante donde el gran coloso llega al último escalón de la escalera─ Vichenzo─ se señala.
─ Por Eric Draven, señor─ respondí yo procurando ser lo mas educada posible
Pietro se abre paso entre nosotros y le susurra algo al oído.
─ ah! Vedo…un vendicatore─ dice el viejo─ mi piace…¡cosi sia!
¡Ave Cesar! Me dije para mis adentros y me reí. Atrás en la escalera Ana no parecía muy divertida todavía, después aflojó. Siempre afloja.
─ ¿Le gondole curiosi intorno qui a destra?─ le decía el tano a la fina dama de cabello rojizo que bajaba con aire principesco sosteniéndose la falda de tafetán azul.
─ Catamarani sono chiamati, sono molto colorati e ancor più alla luce cella luna─ dice ella coqueteando juguetona con las puntillas de su vestido.
─ Ah! La luna…bella signora ¿che me dice che se vi invito a navigare nel Delta?─ la invita el tano todo romántico.
─ ¿Perché i vecchi tempi?─ pregunta ella con repentina timidez
─ per tempi vecchi e nuovi anche─ le responde el.
Salimos todos de la casona y esta se derrumba a nuestras espaldas en el mismo instante que Pietro ponía un pie sobre el césped.
Al frente mi padre pasa de manos de Vittorio a las de sus silenciosos compañeros que lo arrastran por el muelle hasta las escaleras donde comienzan a descender y se detienen a ver un barco que aparece de la nada cubriendo la orilla con una niebla fría y silenciosa. No hay viento y sin embargo mediando el arroyo donde sus aguas son mas profundas, el velamen apolillado y gris de un galeón de siglos atrás se mece sobre las ondas de plata liquida; donde se reflejan sus putrefactos maderos verdes de moho y moluscos a la espera de algo o alguien. Ella, la dama de camisón blanco que sale del agua barrosa y extiende sus manos.
─ él prometió que siempre iba a estar conmigo─ se oyó su voz fantasmal.
Los italianos se echan atrás reculando unos pasos, se miran con significado temor, le arrancan la cabeza a su prisionero y se lo arrojan al espíritu. Ella levanta el cuerpo de la arena barrosa y lo abraza, toma la cabeza en una mano y se va hundiendo en las aguas fangosas con su amado. En eso reacciono que aquella mujer podía ser la madre de Teresa y la busco entre los presentes. Ella no estaba por ninguna parte. Nadie la había visto. Vuelvo a ver hacia el barco y ya no estaba, desapareciendo la niebla con el.

                                               Así imaginé siempre a Constanza

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 Un dato extra ¿como se dice Buitre en ingles? con V corta mayúscula ;)

y hablando de idiomas:
                               mi scuso con quelli che parlano italiano ....
                               io non parlo la lingua,
                               io uso google traduttore  ;)



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