Faltan solo unos metros y no decido si saltar a
la planta alta donde el fuego todavía no llega a invadir las ventanas por
completo o continuar hacia la puerta del frente donde el humo es negro y denso.
Nahuel se adelanta hacia la entrada principal, jala la puerta y estalla en
miles de astillas estremeciéndose todo el edificio con la explosión. El sale despedido
hacia atrás cayendo de espaldas sobre la conchilla.
Frenadas con el impacto nos cubrimos
instintivamente el rostro y vamos a verle. Estaba bien, el fuego no lo había
alcanzado pero por dentro algo quemaba sus venas.
En la orilla se oye el motor de una lancha de
carrera que viene casi volando sobre el agua hace un viraje brusco provocando
torbellinos de olas y se detiene en seco dejando el arroyo picando en
estridentes puntas. Dos ocupantes muy menudas saltan del interior y nos dan
alcance. Nahuel entra en la salita y retrocede. El cable cortado del ascensor
soltaba chispas con fogonazos eléctricos contra el armazón metálico que lo
sostenía dejando caer el ascensor desde la planta alta.
─ no sigas te vas a matar─ grita Ana.
Nahuel gira a verla unos pocos segundos y
coloca un pie en la escalera.
─ ya debe estar muerta, apenas se puede
respirar aquí, por favor Nahuel no sigas─ le grita Teresa.
El sigue subiendo. Revienta la pared soltando gruesos bloques de
yeso que caen dando giros y quebrándose contra los escalones de mármol. Los
esquiva y ve alguien tomado del barandal, ella arranca un pedazo y lo arroja.
─ maldita seas Constanza si no salimos de aquí
moriremos quemados, ¡déjame salir!─ grita…¿mi papá? No podía creerlo era la voz
de mi padre. No podía ser posible. Papá no sería capaz, él no…
─ ¡PAPÁ!─ grita Nahuel
La mujer voltea a verle y mi padre la toma por
el cuello presionando sus dedos en una garra clavada en su quijada. La tira hacia
el y Nahuel sube con ellos.
─ ¡soltala!─ ordena mi hermano
─ no puedo hijo, mira lo que me obligó hacer
con mi clínica…todo mi trabajo perdido, ¡todo!...ella merece morir─ dijo ese
ser que desconocía por completo.
─ Le quebras el cuello y yo te quiebro el tuyo─
le amenaza Nahuel
─ Es una condenada y traicionera vampira, ¡ya
vivió suficiente!─ responde él
─ ¡Alto!─ grita alguien detrás de mi─ ¡non fare
nulla!
Cinco caballeros trajeados de oscuro entran en
la sala extinguiéndose el fuego a su paso como si una fuerza invisible lo
corriera.
─ io sono l’unico a decidere chi fosse giusta o
sbagliata
─ chiunque altro, ¡capito!─ dice el caballero
de capa negra a su izquierda
─ Pietro, presto dare libertà ad essa ─ ordena el
abogado.
El caballero de la derecha levantó una mano y
papá salió disparado hacia atrás.
─ Vittorio una cosa, non hanno tempo da perdere─ el
abogado señala la escalera.
El mas grandote pasa junto a Nahuel y lo rebasa
en un tacle de rugby continuando su
camino escalera arriba. Nahuel se enfurece y va tras él, lo toma por los
hombros y lo derriba de la escalera estrellándose contra el final del barandal
que queda arrancado de cuajo, rodando la bola de madera a los pies del abogado.
─ non
ho niente con te giovani… deja que Vittorio haga su trabajo.
─ ¡No!─ gritó Nahuel saltando de la escalera
junto a nosotras.
─ ¡Tranquilo! El es lo único que buscamos─ el
viejo señala con el dedo hacia arriba─ ¿acaso no era eso lo que habíamos
pactado?─ le dice a Nahuel
─ Sin tocar a ninguna de mis hermanas─ respondió
él
─ ¡Nessuno!
─ Que haga su trabajo entonces pero…
Antes que el pudiera terminar de hablar
Vittorio pasa como un bólido, salta sobre el segundo escalón y aterriza diez o
doce escalones arriba quebrando el escalón de mármol, salta nuevamente y ya está
arriba.
─ primero yo necesito buscar a alguien…─ se
desespera Nahuel
─ ¡arriba, Nahuel!…ella está arriba por el
pasillo izquierdo─ dice la tía Raique sin ocultar su ansiedad.
─ Pietro, accompagnato il ragazzo fino─ la voz
del abogado sonaba mas benévola que antes al emitir su pedido.
Pietro que ya ascendía por la escalera con
desgano, pausadamente escalón por escalón, se detiene, lo espera y suben
acomodando Pietro su paso al de Nahuel.
Pasan 15 minutos y nadie baja. El fuego
comenzaba a reavivarse lejos de la presión retractora de Pietro. Desplegando
sus alas de llameantes fénix rompían su cascaron de humo fantasmal y volvían a
nacer mientras todo continuaba desmoronándose sin pausa. Teníamos que salir.
Arriba cruje otra pared y se derrumba completamente, tiene que haber sido eso,
la densa polvareda casi podía saborearse en el aire con un regusto a tiza,
polvo y…sangre. Eso era lo que sentí desde un principio y el olor a carne
quemada eso fue porque me había negado a respirar, no podía tolerarlo mas era
insoportable… ¿Cuántas habitaciones podía haber allá arriba? ¿Por qué se
tardaban tanto? Me impacienté y busqué la mirada de Ana para que me acompañara.
Ella asintió y avanzó un paso hacia la
escalera, nadie se movió. Tal vez realmente nadie nos hiciera daño si subíamos,
pero algo me decía que no podía confiar demasiado. Esos rostros tan severos nos
seguían con los ojos como maniquíes en el escaparate de un renombrado sastre,
vanagloriándose de sus finas sedas, orgullosos y adustos sabiéndose imbuidos en
una creación casi tan perfecta como ellos mismos.
Continuamos subiendo ahora mas rápido, el está
llorando, grita y maldice. Un dolor me oprime el pecho al llegar arriba. En
medió de la destrucción del pasillo una figura se mece de rodillas en el suelo
ajustando contra su pecho una muñeca lánguida, sucia de tizne moviéndose solo
con los espasmos de su llanto como una cáscara hueca que se desplomaba entre
sus manos. No había consuelo para sus lágrimas. De pie junto a él, Pietro con
su impávida mirada menea la cabeza en negativa. No puede ser cierto. Detrás de
los hombros de Nahuel se asoman unos ojos pequeñitos. Se aparta de el y viene
hacia nosotras. Extiende su mano y se agarra de los dedos de Ana. Su carita
también estaba tiznada y tosía cubriéndose con un puño de su piyamita sucio.
Ana lo miraba con recelo y extrañeza como quien descubre una garrapata prendida
en la piel. El levanta su cabecita y la mira.
─ ella me prometió que no iba a morirse─ dijo
el
Al otro lado del pasillo reaparece Vittorio
precedido por papá que esquiva la mirada para no vernos a la cara ¡Bien que
hacía! En vez de sujetarlo por las muñecas debería haberle arrancado los
brazos, pensé al verlo en las garras de ese coloso rompe huesos.
Nahuel levanta una rodilla y
la carga en sus brazos.
─ ¿qué es lo que le hiciste!? ─ truena Nahuel.
Sus pasos eran pisadas de gigante triturando placas de yeso y cemento que se
arenan bajos sus pies.
─ ¿Que es lo que le inyectaste maldito
desgraciado? ¡ la mataste!─ continuó él gruñendo con mas fuerza.
─ Insolente, baja el tono para dirigirte a
mi…no se de que demonios estáis hablando. Si alguien es responsable de su
muerte, ese eres tú. Tu jugaste con ella, dejaste que supiera tu secreto y
luego te cansaste de tu juguete y lo botaste…yo simplemente limpie el tiradero
que dejaste tras de ti─ le encrespó él debatiéndose en la traba inquebrantable
de Vittorio.
─ ¡Yo no la abandoné! Dudé no lo niego…pero me
la quitaste antes que pudiera regresar…decidiste por mi, por ella…era su vida
¿con que derecho?─ exclamó Nahuel
─ Con el derecho de un padre que educa a su
hijo─ le respondió
─ Giovane, giovane sono state infrangendo le
regole─ interviene el abogado mas viejo que ya un poco cansado de esperar subía la
escalera y tuvo que presenciar una riña
familiar.
─ Lo ven yo estaba obrando bien…debí haber actuado
antes…cuando eras un indiecito desobediente y mañoso, tendría que haberte
vendido como lo hacia Rosas ¡así ibas
aprender! Que entrara en esa cabecita tuya de una vez…¡que no eras un humano...no
lo eres!
─ Ese era un caudillo sanguinario y cruel igual
que usted papá…si es que le cabe el calificativo todavía…lindo ejemplo elegiste
para seguir matando mujeres inocentes y esos chicos…─ se quebraba Nahuel y
traté de no imaginar cuantos de ellos había en esos cuartos de atrás.
─ Vaya y vea lo que hacía en esta “clínica”
como él la llamaba, adelante fíjese! vea con sus propios ojos─ invitaba Nahuel
al viejo abogado a corroborar el triste espectáculo que había armado nuestro
cínico anfitrión.
El anciano camina cuidadosamente entre los
escombros y regresa cubriéndose la boca con un pañuelo. Como se dice comúnmente
en ese instante pasó un ángel, un silencio espectral se apoderó de todos
esperando el veredicto del viejo abogado, entonces…
─ se movió─ balbuceó Nahuel ─ hipó dos veces yo
la oí─ se agachaba ya girando la cabeza hacia ella─ ¡escuchen!.
Nos acercamos a el y observamos con mas
detenimiento. Y ahí estaba la débil llama parpadeante, apenas una pálida luz,
apenas viva entre soplos silenciosos y frágiles latidos. Casi no respira,
exhala y tiembla. Pero no reacciona está como dormida.
─ ¡decime ya mismo! ¿Qué tenía esa jeringa?
porque si ella se muere te juro que te mato, te despedazo con mis propias manos
entendiste, habla!─ exigía Nahuel.
El abogado le hace una seña a Pietro y este sale como una flecha en busca
de la jeringa pero pronto regresa sin ella exhibiendo sus manos vacías.
El nene se suelta de la mano de Ana y se acerca
a Nahuel.
─ ¿este?─ dice él extendiendo su manita con una
jeringa de vidrio con finas aureolas rojas vacía de su contenido y aun conservando
la aguda aguja que sobresalía de la pequeñez de su palma regordeta y blanca.
¿Dónde guardaba eso? Ese enano era más peligroso que mono con navaja. Ahora las
dos lo mirábamos con recelo y desconfianza, daba miedo el Chuqui ese.
─ A ver…me lo prestas─ dice una voz amable y
matriarcal.
La voz provenía de los últimos peldaños de la
escalera, Constanza llega hasta el muy sonriente y se agacha. El sonríe y se lo
entrega con ambas manos extendidas como si prestara un juguete. Ella retira el
embolo y olfatea el interior.
─ ¡es sangre vampirica…acaso le robaste a tu
hijo el derecho de convertir a su propia consorte, le quitaste la posibilidad
de unir su sangre a la de ella en una eterna unión!─ le decía Constanza
mirándolo sin poder comprender la oscuridad de su mezquino corazón.
─ Oh! Por favor…son sentimentalismos que ni tu
te crees…─ respondía él con una risa cínica.
─ Yo creí en tus ojos verdes, en tu mirada
benévola y llorosa como un lago glaciar, te amé desde el primer momento que te
vi…y me traicionaste, tu hiciste que mataran a mi Alexandru, tu mataste toda
esa gente en la iglesia─ lo acusaba ella
─ ¡Nunca me amaste, tus ojos eran solo para él!
─ Que egoísta que eres, casi me matan por tu
culpa y tu escapaste…pero hoy va ser tu fin eso puedo asegurártelo─ sentencia
ella con frialdad y dolor.
─ zhhh!...zhhh!─ hace la lechuza dando brincos
sobre los restos de la baranda, señalando con la redondez amarilla de sus ojos
la cara furiosa del prisionero que lucha por soltarse.
─ ¡Fatto! ora la ragazze aclarado el asunto les pido disculpas pero creo que su padre nos debe
una conversación sobre el código de ética de este país o fose instruire, non
ci…─ la amabilidad del viejo para decir vamos a matarlo donde no puedan verlo
me hizo sentir chiquita de nuevo, me cayó bien ese viejo buitre. Simpático, no?
El primero en descender fue Vittorio con el
prisionero seguido de cerca por una lechuza que planeaba en círculos sin
perderlos de vista. El viejo buitre se tomó de los restos de la baranda y miró
sobre su hombro a la muchacha que bajaba en brazos de Nahuel y le pregunta:
─ y ella será parte della vostra famiglia en
tre giorni o mero?
─ ya lo era─ responde Nahuel con seguridad─ es
la mitad de mi alma que había perdido y hoy recupero.
─ Ah! Anime gemelle insieme per sempre, l’amore non è bello?─ le dice a Constanza
que va tomada de su brazo.
Ella inhala fuertemente y suspira asintiendo
con profunda emoción.
─ y con él que hacemos─ grita una voz al borde
de la histeria.
Todos voltean a ver a los que todavía estaban arriba.
Ana sacudiendo su mano tratando de soltar la manito de sus dedos y un
horrorizado Pietro que la miraba como una posesa.
─ ¡Mio caro! Ponerle un nombre, che altro!─
dice el tano dando rienda suelta a su risa socarrona y ronca.
─ ¿Que tal Eric?─ propongo yo
─ ¡Eric!...no voy a permitir que una creación
mía lleve un nombre tan vulgar, como cualquier ladrón de poca monta, un
villerito o un indigente que no tiene donde caerse muerto…─ se oye al
prisionero soltar una sarta de sandeces.
─ Una creación tuya dijiste ¿eso siempre fuimos
tus hijos…simples conejillos?
─ ¡Silenzio!!─ tronó el viejo perdiendo la
paciencia─ io non ti sento!
Me buscó detrás de él y me preguntó:
─ dimmi, porque deseas darle ese nombre al bambino,
suona come se fosse lettere incomplete…perche è meglio chiamare Vittorio─ hace
él con su mano hacia delante donde el gran coloso llega al último escalón de la
escalera─ Vichenzo─ se señala.
─ Por Eric Draven, señor─ respondí yo
procurando ser lo mas educada posible
Pietro se abre paso entre nosotros y le susurra
algo al oído.
─ ah! Vedo…un vendicatore─ dice el viejo─ mi piace…¡cosi sia!
¡Ave
Cesar! Me dije para mis adentros y me reí. Atrás en la escalera Ana no parecía
muy divertida todavía, después aflojó. Siempre afloja.
─ ¿Le gondole curiosi intorno qui a destra?─ le
decía el tano a la fina dama de cabello rojizo que bajaba con aire principesco
sosteniéndose la falda de tafetán azul.
─ Catamarani sono chiamati, sono molto colorati e
ancor più alla luce cella luna─ dice ella coqueteando juguetona con las
puntillas de su vestido.
─ Ah! La luna…bella signora ¿che me dice che se vi invito a navigare nel Delta?─
la invita el tano todo romántico.
─ ¿Perché i vecchi tempi?─ pregunta ella con
repentina timidez
─ per tempi vecchi e nuovi anche─ le responde el.
Salimos todos de la casona y esta se derrumba a
nuestras espaldas en el mismo instante que Pietro ponía un pie sobre el césped.
Al frente mi padre pasa de manos de Vittorio a
las de sus silenciosos compañeros que lo arrastran por el muelle hasta las
escaleras donde comienzan a descender y se detienen a ver un barco que aparece
de la nada cubriendo la orilla con una niebla fría y silenciosa. No hay viento
y sin embargo mediando el arroyo donde sus aguas son mas profundas, el velamen
apolillado y gris de un galeón de siglos atrás se mece sobre las ondas de plata
liquida; donde se reflejan sus putrefactos maderos verdes de moho y moluscos a
la espera de algo o alguien. Ella, la dama de camisón blanco que sale del agua
barrosa y extiende sus manos.
─ él prometió que siempre iba a estar conmigo─
se oyó su voz fantasmal.
Los italianos se echan atrás reculando unos
pasos, se miran con significado temor, le arrancan la cabeza a su prisionero y
se lo arrojan al espíritu. Ella levanta el cuerpo de la arena barrosa y lo
abraza, toma la cabeza en una mano y se va hundiendo en las aguas fangosas con
su amado. En eso reacciono que aquella mujer podía ser la madre de Teresa y la
busco entre los presentes. Ella no estaba por ninguna parte. Nadie la había
visto. Vuelvo a ver hacia el barco y ya no estaba, desapareciendo la niebla con
el.
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Un dato extra ¿como se dice Buitre en ingles? con V corta mayúscula ;)
y hablando de idiomas:
mi scuso con quelli che parlano italiano ....
io non parlo la lingua,
io uso google traduttore ;)
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